Confrontación (XI EPU)
Ni Taiga ni Keitaro
sabían lo que el nuevo evento podía depararles. El primero confiaba en volver a
probar sus nuevas armas no fragmentadas con resultados satisfactorios y el
segundo tenía una venganza pendiente del anterior EPU. Maikol acudió a la
llamada y se topó con Ángel por el camino. Tenía un halo negro a su alrededor,
el soldado desarmado se dio cuenta que eran entes y espíritus de Erebos.
- ¿Esas son
criaturas de Erebos?
- Sí, he logrado
domesticarlas al final – dijo el joven hechicero con una sonrisa
En ese momento
apareció Yago con su túnica raída y llena de barro. Era un viejo conocido de
Maikol.
-¿Te siguen dando
la lata los de la subciudad? – preguntó Maikol
- Sí, pero esta vez
no porque perdiera una apuesta, simplemente me han vuelto a dar una paliza…
Mientras los tres
se dirigían hacia donde les esperaban Taiga y Keitaro, aparecieron tres
personas más. Dos hechiceros jóvenes con las caras ocultas por sus capuchas
holgadas y un hechicero novato con emblemas azorios en su vestimenta.
- Vuelve el control
– dijo Keitaro a su compañero – Lástima que Annie esté ocupada en su
biblioteca.
- No esperaba algo
así – dijo Taiga. Keitaro se volvió sorprendido - De haberlo sabido hubiera traído mis
fragmentados conmigo. No me gustaría perder contra gente nueva.
Tras las
presentaciones oportunas, el joven Azorio resultó ser Eloy, un incipiente
hechicero que aprende el control como poder básico. Lamos y Jorge eran dos
amigos de Ángel, principiantes en las artes hechiceras pero con interés en batirse con los
hechiceros del plano.
Cuando se inició la
primera ronda en el plano de Malil. Eloy le tocó enfrentarse a Yago, Jorge tuvo
que batirse con Taiga, Lemos con su amigo Ángel y Maikol con su también amigo
Keitaro.
Eloy consiguió
derrotar a Yago con facilidad gracias a su domino mental, Jorge no pudo hacer
gran cosa ante el poderío de Taiga y Maikol venció pese a la tenacidad Orzhov
de Keitaro que ganó uno de los asaltos. Cuando rotaron, Eloy probó la dureza de
Taiga que pudo defenderse ganando un asalto pero acabó cediendo la victoria a
Eloy. Ángel se enfrentó a Maikol y le enseñó lo bien que había conseguido
dominar a sus fieras de Erebos a pesar de contar con un ejército Boros a su
disposición. Yago se defendía con nobleza ante unos contundentes hechizos de
Lamos pero también acabó siendo derrotado. Keitaro le tocó al joven Jorge y su
furia Gruul masacró a las huestes verdes que el joven tenía. Keitaro se acordó
de algo semejante cuando se batía contra Ángel las primeras veces y sintió
lástima por el pequeño hechicero. Le aconsejó que mejorara sus hechizos porque
también veía potencial en él.
En la última y
decisiva ronda los combates de alargaron más de la cuenta. Hubo un duelo
particular entre los dos más jóvenes, Lamos y Jorge que supuso la victoria para
el primero. Maikol le tocó batirse contra Taiga e inesperadamente cambió de
táctica. Aquello no gustó al señor fragmentado pero acabó por depararle una
sabrosa victoria dado a que el experimento de Maikol fue un fracaso. Yago se
encontró a Keitaro y dándole a elegir, preparó sus chispas y crecimientos
bestiales ante un rival que poco pudo hacer. También sabiendo que todos tenemos
un origen humilde, accedió a ayudarle siempre que pudiera e incluso ser
discípulo suyo si Yago quisiera.
Pero la batalla
épica se libraba entre Eloy y Ángel. Quien ganara se llevaba el título. En una
reñida batalla y empatados a 1 Eloy lanzó un desesperado ataque con sus
criaturas sin recordar que las de Ángel disponían de vínculo vital. Como Ángel
aguantó, pudo lanzar el ataque siguiente valiéndole la victoria de asalto,
partida y torneo.
Cuando todos
acabaron, el ángel que ejercía de árbitro les dejó unos hechizos contenidos en
cartas. Nadie sabía que iban a recibir dos sorprendentes aliados en dichas
cartas.
- No me lo puedo
creer – dijo Taiga al conseguir las recompensas – Otro Jace Beleren y un
Purforos. Lástima que no los pueda conseguir.
- No pasa nada –
dijo Ángel al coger a Purforos bajo su protección – También hay hechizos raros
para todos.
Y tenía razón. Aunque
hubiera sido mejor el ganar todos obtuvieron unos premios suculentos y poco
después cada uno regresó a sus respectivos planos.
Pero Keitaro
permaneció un rato más. Una esbelta tríada druida apareció de un árbol cercano
a él.
- ¿Crees que podrás
usarnos en la próxima? –dijo la más mayor de las tres hermanas.
- Quizás – dijo
Keitaro.
- Has conseguido
remontar pero estás aún lejos del liderato – dijo la más joven (y más
perspicaz)
- Y de ganar un
simple torneo – admitió el hechicero.
- Otro torneo, otra
oportunidad – le animó la mediana – Usa las fuerzas de las que dispones.
Nosotros ayudaremos en todo lo demás.
- De acuerdo – y
devolvió un saludo asintiendo con la cabeza. Desapareció al instante.
Tras un breve
fulgor, una mujer con el pelo de un rojo vibrante apareció en el plano de
Malil. La tríada aún permanecía allí. Ambas se conocían.
- Trostani… - dijo
la mujer.
- Chandra… - dijo
la mayor.